-
Arquitectos: Verne Arquitectura
- Área: 690 m²
- Año: 2016
-
Proveedores: ACR Rehabilitación, Latonerías Pamplona, Latonerías Pamplona, Orona Pecres, Pinturas Galán
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ascensor y reestructuación del Centro de Formación Profesional Donibane El ascensor, como pieza estrella, forma parte de un proyecto bastante más amplio: la reestructuración global y de mejora de la accesibilidad de un centro de Formación Profesional de Madera y Electrónica, perteneciente al Departamento de Educación del Gobierno de Navarra.
La decisión arquitectónica más importante fue la de situar el ascensor en medio del vestíbulo principal del centro. Cuestión a priori complicada, pues se invadía un espacio importante de relación para los usuarios del edificio. Además, dicho ascensor se colocaría bajo un gran lucernario ya existente.
Entendimos la necesidad de emplazar así el ascensor como una oportunidad didáctica y de mejora del espacio del vestíbulo. Ese fue, precisamente, el objetivo: mostrar el funcionamiento de un ascensor y aportar cierta alegría a un vestíbulo algo triste debido a la austeridad de su decoración y al envejecimiento de sus paredes.
El ascensor se concibe como un artefacto de estructura metálica que ha invadido el espacio para quedarse. "El bicho amarillo" le llaman -con cariño- algunos estudiantes, otros simplemente "el ascensor". Pero lo cierto es que nuestro proyecto ha cambiado las aulas y el vestíbulo del Centro de Formación Profesional Donibane. El amarillo impacta al entrar, despierta a los alumnos más perezosos y llena de luz y energía el ambiente de la escuela.
El objeto lo conforman dos piezas, el elevador vertical y la pasarela horizontal, que se apoyan en lo preexistente de una forma sutil. El cuerpo por el cual sube y baja el ascensor deja ver el movimiento de todos los mecanismos del aparato. Estructuralmente está formado por perfiles tubulares unidos entre sí mediante distanciadores también redondos.
Cada llamada al ascensor se convierte en una oportunidad de aprendizaje y de espectáculo. El movimiento del ascensor es el reflejo del dinamismo del vestíbulo, lugar de paso, de relación y de descanso. Es en el banco que rodea al ascensor donde ahora se reúnen los alumnos para almorzar. Donde gritan, ríen y disfrutan. El “bicho amarillo” se ha convertido en un amigo que les acompañará hasta el final de sus estudios.